O c h o · e m e
Qué bien te ves, cuando te quieres tal y como eres.
Cuando abrazas esas heridas que te hacen única, que te recuerdan lo valiente que eres.
Que te recuerdan todo lo que superaste. Todo lo que dejaste atrás. Pues al superarlas, avanzaste y subiste de nivel. Y hoy, miras atrás -abajo- y te arrodillas ante esa vieja versión de ti misma, esa niña herida. Y le das la mano. La perdonas, por los errores que cometió. Se los agradeces, pues tras cada uno de ellos, se escondía una valiosa lección.
Esas cicatrices que hoy celebras, son solo un recuerdo, un souvenir de todas esas lecciones que te volvieron sabia, valiente, resiliente y empoderada.
Dale la mano a esa niña que fuiste, siéntate con ella, acógela sobre tu regazo y explícale que la perdonas, que no le guardas rencor, que no estás enfadada. Sabes que actuó lo mejor que pudo en ese momento. Con la sabiduría -o el desconocimiento- que entonces tenía.
No la juzgas, sino que la aceptas, la perdonas, y le agradeces la valentía de haberse equivocado.
De haber actuado a pesar del miedo. De no haberse dejado vencer, de no haberle dejado ganar la batalla. Porque cuando te arriesgas, cuando actúas a pesar del miedo, entonces, HAS GANADO.
Recuerda ser tu propia heroína para que no necesites que nadie te salve.
Para recordar que solo necesitas compararte contigo misma, en el pasado, en el presente y en el futuro.
Abrazar tu pasado, disfrutar el presente y construir el futuro.
Porque eres suficiente.
Pero no solo suficiente, sino notable y sobresaliente.
Recuerda usar tu autoestima como escudo que te proteja de todo aquello que no quieres que altere tu paz mental. Nada que la altere vale la pena.
No somos víctimas de nuestras circunstancias sino pilotas de nuestra vida, de nuestro destino.
En nosotras mismas está el poder de mantener el corazón sereno y la mente focalizada.
Recuerda salvarte cuando lo necesites. Tomarte una pausa, un respiro. Desconectar para reconectar. Desintonizar de aquello que no vibra contigo para sintonizar contigo misma, de nuevo.
Y recuerda vestirte siempre con tu mejor complemento: tu sonrisa y la confianza en ti misma.
La belleza no está en el físico sino en el sabernos valientes.
La belleza no es algo físico, es un estilo de vida. Es quien va por ella, segura de sus pasos. Abrazando sus imperfecciones, que la hacen perfectamente imperfecta.
Real. Valiente y bella.
Recuerda, todos los días, son tu día.
Becca Lago