¿Qué se esconde tras el estrés? Trabajando la reestructuración cognitiva
El estrés es una emoción asociada al miedo y a la ansiedad. Cuando se presenta en condiciones adecuadas y no es prolongado en el tiempo, puede incluso ayudarnos a rendir mejor. Y es que cuando una emoción ha permanecido con nosotros en la historia de la evolución es que su presencia ha tenido un impacto positivo en nuestra supervivencia y ha jugado un papel crucial.
Por ello, en primer lugar es importante entender que el estrés, medio y enfocado a un objetivo es bueno. El problema viene cuando este se mantiene durante demasiado tiempo y no tiene un objetivo o una meta específica.
Por ejemplo, imagina el efecto que tiene el café o la cafeína. Una taza de café te ayuda a despertarte por la mañana, te da energía-, pero si continuásemos a beber café todo el tiempo acabaríamos por sentirnos mal, teniendo el efecto contrario, al sobrecargar nuestro cuerpo de cafeína. Al igual que la ansiedad, cuando se presenta de forma moderada es adecuada para ayudarnos a rendir, pero cuando es excesiva acaba por jugarnos una mala pasada.
Detrás del estrés, a diferencia del miedo, se esconden pensamientos catastróficos e ideas irracionales, casi siempre sobre el futuro.
El miedo es una emoción primaria que se presenta ante un estímulo concreto y presente, por ejemplo, el miedo a un insecto, a las alturas, o cuando vemos nuestra vida en peligro.
El estés, en cambio, aparece cuando sentimos o creemos que no contamos con los recursos necesarios para hacer frente a una situación o evento específico, tanto presente como futura, tanto real como hipotética. Pero enfatizo el hecho de que ‘creemos o sentimos que’, y por tanto, no siempre es cierto que no contemos con esos recursos.
Por ello, una de las principales técnicas para hacer frente al estrés, puede ser, en primer lugar, descifrar, entender, discriminar los pensamientos que se esconden tras él, los pensamientos que funcionan como un interruptor y encienden la luz del estrés y de la ansiedad.
Cuando te encuentres en un momento en el que sientas estrés y ansiedad, párate un momento a analizar y a tomar nota de los pensamientos que transitan en tu mente. Identifícalos, anótalos.
Más adelante te darás cuenta que la mayoría de ellos o bien, no son reales, o bien, los hemos tomado prestados de algo que hemos escuchado, de algo que nos han dicho sobre determinada situación.
Para hacer frente a la ansiedad y al estrés debemos convertir nuestros pensamientos en nuestros aliados y no nuestros enemigos. Estos deben llevarnos, guiarnos, conducirnos hacia nuestros objetivos, hacia la felicidad y el bienestar y hacia la persona que queremos ser.
Nuestros pensamientos tienen que ser la llave que abra nuestras puertas de la felicidad y del bienestar, nuestras escaleras hacia nuestra meta y no las piedras, las anclas que nos estancan, que arrastramos y nos impiden llegar a nuestro destino.
Becca Lago