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El día de la mujer escritora

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17 de octubre

 

Feliz día a todas las mujeres escritoras que, como yo, encontraron su voz y no tuvieron miedo de utilizarla. O más bien, aun teniendo miedo, decidieron escuchar a la valentía acallando al miedo.

Hoy quiero celebrar este día, haciendo aquello que más me gusta, escribiendo y leyendo a dichas autoras.

Sobre mi escritorio descansan una colección de libros e imágenes de mujeres que me inspiran. Me gusta, siempre leer varios libros a la vez. No sé si culpa del FOMO o de la cultura de la inmediatez. Cuando me preguntan cuál es tu libro favorito, no podría dar una respuesta. Igual que las películas. Hay tantos. Creo que los libros -y las películas- tienen algo terapéutico en sí. Te ayudan a entrar en flujo -ese estado de concentración en el que disfrutas realizando una actividad-, vivir en primera persona historias que nunca podrías vivenciar, aprender de las reacciones y de las formas de afrontar ciertas situaciones de sus personajes, y esa maravillosa capacidad de hacerte soñar, y enamorarte de una vida, de un paisaje y de un personaje en la corta duración del viaje.

Y es que, como decía el actor Robbie Coltraine estos días, ‘Puede que dentro de 50 años, yo ya no esté, pero Hagrid sí, lo hará, y su legado se transmitirá de mis hijos a los hijos de sus hijos’. Y ese es el poder que tiene el arte.

Transcender, transformar y permanecer impermutable a lo largo del tiempo. El arte es lo único que no cambiará, que no se perderá nunca.

Por ello, en el día de la mujer escritora hoy quiero celebrar el arte de esas grandes mujeres empoderadas que nos brindaron, nos regalaron una parte de ellas a través de sus textos.

No podría nombrarlas a todas, por ello, hoy te comparto algunas contemporáneas

  • Fran Lebowitz
  • Joan Didion
  • Ruth Nieves
  • Marian Rojas
  • Helen Fielding
  • Candance Bushnell
  • Elsa Punset
  • Kate Morton
  • Carrie Bradshaw
  • Eve Ensler
  • Sylvia Plath
  • Virgine Despentes
  • Amarna Miller 

El consejo que quiero regalarte hoy es, hazlo. Si sientes que tu vocación es la escritura, escribe. No la postergues. Haz una lista de tus prioridades, diferenciándolas de tus obligaciones.

Tus obligaciones no siempre se corresponden con tus prioridades. Pregúntate, si no tuviese que trabajar durante el resto de mi vida, ¿a qué dedicaría la mayor parte de mi tiempo? Seguramente en la respuesta a esa pregunta se encuentre tu vocación, y si eres como yo, la respuesta sería escribir.

Si es así, hazlo, escribe. Reorganiza tus días para que, cada día, tengas un momento de escritura, un espacio para ti, para desarrollar esa parte de ti. Pues la escritura forma parte de nosotras.

Para mi, escribir es vivir. Como una vez alguien dijo, mi vida no es como la vivo, sino que mi vida es como la escribo. Solo cuando la escribo todo cobra sentido. La escritura es una forma de ordenar las vivencias, los pensamientos, los sentimientos, las reflexiones. La escritura es un estilo de vida.

Por eso hoy quiero contarte mi historia, quién soy, y qué supone la escritura en mi vida.

 Como cualquier flashback en la vida de un artista, te diré que empecé a escribir desde muy pequeña. Aunque para mi, el arte empezó con la pintura. Yo soñaba con ser pintora. Desde los 4-5 años recuerdo que siempre que me preguntaban qué quería ser de mayor yo decía pintora. Mi madre siempre me compraba cuadernos de Ágatha Ruiz de la Prada y Jordi Labanda -dos marcas de papelería que para los que crecimos en los primeros años del nuevo milenio estaban muy de moda-, que yo rellenaba siempre con dibujos. Me encantaba sentarme en el sofá del salón y desplegar mi colección de rotuladores y lapiceros mientras veía Cartoon Network, Nickelodeon y Disney Channel mientras pintaba y dibujaba. Mi sueño era, algún día, trabajar en una galería de Arte exponiendo mis cuadros.

Aun así, durante ciertos momentos de mi vida, sentía la necesidad de escribir. Reparé en que escribir me ayudaba a procesar los duelos y las situaciones emocionalmente intensas. Me encantaba escribir cartas a mi madre y a mi abuela, expresándoles mis sentimientos. Empecé con la escritura expresiva y terapéutica -aun sin saberlo- siendo una niña. Y tuve la suerte de compartir aquella afición con mi abuela. Ella creció siempre en una familia de intelectuales y artistas, escritores, y grandes lectores. Yo la veía escribir durante horas sentada en su mesa, o leer grandes novelas que luego adornaban el salón de casa. Ella me transmitió ese amor por las letras, esa educación literaria. Además, recibía con gusto cada uno de mis escritos y me felicitaba por ellos. Supongo que, en medio de una infancia y una adolescencia temprana, los libros y la escritura nos acercó, fue un camino que nos hizo conectar y desarrollar una complicidad entre nosotras, un vínculo fuerte que, a día de hoy, agradezco enormemente que se mantenga.

He tenido la suerte de crecer con mi abuela, y de compartir con ella charlas de escritura, consejos de escritoras, intercambio de libros. Ella y yo formamos un club de lectura -ella me recomienda libros que devora, como lectora empedernida que es, y yo, entre mi ajetreada vida, encuentro un rato para leerlos y comentarlos más adelante-, y un club de escritura -nos aconsejamos mutuamente sobre cómo mejorar la escritura, sobre como potenciar la creatividad, nos contamos argumentos de novelas, de escritos, de proyectos…-, y somos el crítico y el corrector de la otra. Mi abuela es un tesoro. Y compartir con ella la escritura es algo mágico.

En ese ambiente, empecé a escribir.

Desde la escritura a mano, en aquellos cuadernos, hasta mi primer ordenador. Recuerdo noches escribiendo a la luz de la lámpara en mi habitación, metida en la cama, inspirada por algún libro que acababa de leer, o leyendo sin parar en el colegio mientras la profesora explicaba fórmulas matemáticas que nunca pude entender. Con mi primer ordenador mi escritura proliferó mucho. Cantidad de páginas en word que abarcaban desde reflexiones, fragmentos ficticios, artículos y poemas.

Sexo en Nueva York me hizo darme cuenta de que quería ser una mezcla entre Carrie, Miranda y Samantha. Había encontrado mi vida soñada.

Desde entonces, desde que supe que quería ser escritora, poco a poco fui acercándome a ello.

Así en el 2020, tras aquel Eureka del 2019, pude impulsar mi carrera como escritora. O más bien, mi camino. Pues en la escritura y en el arte, no prima la velocidad sino el disfrute del proceso. Es un proceso lento, pero constante. En el arte debemos aprender a ser tortugas, constantes, y aunque no tan rápidas como las liebres, valientes y fuertes. Si corremos, abandonaremos al no ver resultados, pero si confiamos y avanzamos, lentamente, un paso cada día, llegaremos mucho más lejos.

La pandemia me brindó la oportunidad de encontrarme conmigo misma, a solas, con todo el tiempo del mundo para mi, para invertirlo en mis proyectos. Esos días libres de obligatorio confinamiento me permitieron impulsar mis proyectos artísticos.

Así, en el 2020-21 nacieron todos los siguientes proyectos:

  • Mi cuenta de Instagram @beccalago.art en la que comparto frases y fotografías que celebran la resiliencia, el empoderamiento y el romanticismo de la vida
  • Mi libro Siempre nos quedará Roma. En él recopilo escritos de toda una vida (desde el 2010 prácticamente, que fue cuando me compré mi primer ordenador, hasta el 2020), en prosa poética, la mayoría de ellos. Son textos que hablan sobre la vida, sobre el paso del tiempo, el desamor, la nostalgia, el amor. Son pequeños fragmentos reflexivos de escritura expresiva. Son cápsulas de sentimientos como forma de procesarlos, de ordenarlos, de vivirlos.
  • Wanderlust y otras palabras sin traducción
  • El tarro de la felicidad
  • Las tres agendas: la agenda para Tripulantes de cabina, la agenda diaria y la agenda deportiva
  • Resiliencia, alma y libertad, en el que recopilo las frases de mi cuenta de IG hasta el momento
  • Mi página web, en la que escribo un blog, de psicología, de viajes y de artículos de opinión sobre temas diversos
  • Mi cuenta de IG @beccalagostudio en la que comparto mis conocimientos de psicóloga
  • La cuenta @Sempiternas.art en la que celebro el arte en femenino, rememorando artistas, escritoras contemporáneas
  • Los proyectos en los que actualmente estoy trabajando y que poco a poco irán viendo la luz.
  • Mi marca personal: Beccalagostudio, en la que brindo las herramientas de la psicología, a través de ejercicios de cuaderno-terapia, mediante diarios y cuadernos de transformación que potencien el autoconocimiento y autodesarrollo

A día de hoy, me encuentro en un punto diferente. 

Aun así, me gusta improvisar, dejando que la vida me guíe y aceptando los cambios de rumbo que esta me propone sin saberlo. Confío en lo que tiene que pasar. Y disfruto dejándome llevar por la corriente.

Por ello mi consejo es hazlo, escribe. Y no tengas miedo de compartirlo. No sabes a quién puede cambiarle la vida tu texto. Piensa en todas esas frases que forman parte de su imaginario, de tu filosofía de vida. Esas frases que te marcaron y te dieron una respuesta en su momento.

Hoy voy a celebrar mi día:

Escribiendo con mi abuela, ayudándole a pasar a limpio su novela.

Leyendo.

Comprándome un nuevo libro de alguna autora, para apoyar al arte femenino.

Y escribiendo, trabajando en mis proyectos literarios.

Impulsándoos, a vosotras, artistas, a enseñar vuestro trabajo al mundo, a abrir a los demás esa parte de vosotras que forma la escritura.

Feliz día de las escritoras.

 

Becca Lago


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