Bienvenida a tu espacio de autocuidado
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Tips de autocuidado para tus días de cuarentena

Tengo que reconocer que estas han sido unas Navidades un tanto peculiares. Hoy, 1 de enero, es mi 7º día de aislamiento por haber dado positivo en COVID (8º desde el día del test), por lo que mi confinamiento empezó el día de Navidad. Estuve en París un par de días antes de Nochebuena con un contacto que daría positivo unos días después, y, el 25 se confirmaron mis sospechas (¡vaya regalo de Navidad!), así que ya os imagináis lo que vino después.

Por suerte no he tenido casi ningún síntoma -más allá de la pérdida de gusto y olfato desde el 3er día algo que llevo bastante mal, pero a lo que me voy acostumbrando y contando los días para recuperarlos-. Aun así, reconozco que necesitaba unos días así. Unos días en la soledad de mi apartamento para dedicármelos exclusivamente a mi misma. Últimamente, desde finales de verano, con el inicio del máster en Psicología General Sanitaria, compaginándolo con mi trabajo en aviación, y mis proyectos de escritura, y una serie de circunstancias personales (como sabéis, los ‘imprevistos’ siempre vienen juntos, bendita Ley de Murphy) me habían llevado a estar un poco ausente y desconectada y andar a más revoluciones de las que me gusta y de las que sé que es bueno estar. Mi salud ya me había dado un toque de atención, pero no le había hecho demasiado caso, por lo que esta vez sí que me he visto obligada a parar, a poner una pausa entre tanto frenesí.

Reconozco que, aunque en ciertos momentos he tenido cambios de humor sintiéndome como en una montaña rusa, de subidas y bajadas, de bienestar y de desesperación, la mayor parte del tiempo, sobre todo, a partir del cuarto día en el que tu cuerpo ya empieza a acostumbrarse a la nueva situación, he disfrutado y me siento muy agradecida de esta experiencia.

Como una reminiscencia de aquel confinamiento del año pasado al inicio de la pandemia, este ha sido una forma de recordar todo lo que aprendí(mos) aquel entonces, y de no olvidarlo, de reconcentrar con ese tiempo para uno mismo, de la importancia de las pausas, del descanso y de la contemplación consciente del presente.

Ojalá todos pudiésemos, una vez cada dos o tres meses parar, pausar nuestra vida, ponerla en stand by durante una semana. Practicar la slow life y re-conectar con nosotros mismos, dándonos cuenta de lo poco que estamos en soledad y de cuánto esta nos enseña sobre nosotros mismos y sobre la vida.

Pues solo cuando paras, y estás contigo mismo, puedes escuchar esa voz interior que te habla en susurros y que, la gran cantidad de ruidos del día a día (charlas con otras personas, el ruido de fondo de la ciudad…) no te permite escuchar, percatarte de ella.

Como artista, escritora, psicóloga y solo traveller tengo la suerte de haber comprendido la importancia de estos ratos de `soledad creativa’ que yo llamo, para reconectar y escucharte, y los practico a menudo. No hay día que no me dedique un momento para esto, y tengo la suerte de que mi entorno lo sabe y lo respeta, dándome la libertad y la oportunidad de llevarlo a cabo. Pero a veces no es suficiente. No deberíamos utilizar nuestras vacaciones para siempre, viajar activamente, y alimentar el famoso FOMO del que me gusta reflexionar con un colega de trabajo.

Qué necesarios son momentos así para ralentizar las revoluciones, parar, descansar y recomenzar, con las pilas del bienestar cargadas.

A continuación me gustaría compartir la rutina que he llevado estos días, por si pudiese ayudarte:

  • Levantarme temprano todos los días (entre las 7 y las 9). Soy una persona que normalmente me gusta madrugar, y sobre todo en invierno, que los días son tan cortitos, para aprovechar el máximo número de horas de luz. Utilizar los primeros minutos de la mañana para hidratarte, asearte y mantener tu rutina de bienestar, intentando recibir el amanecer.
  • Salir a la terraza a respirar el aire fresco de la mañana.
  • Tomarme unas vitaminas para ayudar a mi organismo con ese aporte extra de energía.
  • Empezar mi día escribiendo y leyendo, junto al único café del día. Normalmente suelo beber dos cafés, pero reducir el consumo de cafeína si no vamos a necesitarla puede ser una buena opción.
  • Comer de manera saludable y en pequeñas dosis durante todo el día, reduciendo la cantidad y el número de calorías. Soy una persona muy activa que hace entrenos de fuerza en el gimnasio a diario todos los días de la semana, por lo que al no realizarlos, mi cuerpo va a necesitar una ingesta menor de alimentos y de cantidades.

Como ejemplos de alimentación:

Desayuno: café con leche desnatada; un yogur desnatado con avena y arándanos en un bowl

Comida: una porción de proteína y una de hidratos

Merienda: fruta, yogur de proteínas y té

Cena: una porción de proteínas con verduras y una fruta

E hidratante mucho, beber entre 3-3’5 litros de agua al día

Aléjate del azúcar, de los dulces procesados y sustitúyelos por opciones más sanas. Si te entra la gula cómete una granada, arándanos o uvas. Te entretendrás y saciarás tus ganas de dulce. Otra opción, si tienes ganas de chocolate, es el chocolate negro, puro, cuanta mayor proporción de cacao mejor (yo tomo el de 92%). Tengo que reconocer que aun habiendo perdido el sabor, es una buena opción.

Mantener los horarios y el orden en las comidas y en tus rutinas es importante.

- Además, yo intenté hacer entre una hora y una hora y media de ejercicio aeróbico todos los días para mantener la resistencia, aumentar las pulsaciones y beneficiarme de ese aporte extra de endorfinas que te proporciona el deporte.

  • Tengo la suerte de tener una gran terraza -y tengo que decir que estos días el tiempo en mi isla ha ayudado (20ºC con cielo azul), por lo que intenté todos los días sentarme entre una y dos horas al día al sol, recargando la vitamina D (y es que a mi particularmente, esto me recarga las pilas del bienestar casi al completo) mientras leía y escribía o aprovechaba para hablar con mi familia y amigos por teléfono.
  • Creo que es importante controlar el tiempo que pasamos en redes sociales y junto a las tecnologías, ser consciente del tiempo dedicado.
  • Tener un hobby es importante. Llena de sentido tus días y siempre sabes qué hacer, haciendo que el tiempo vuela mientras fluyes al realizarlo. Yo he aprovechado para escribir mucho, para avanzar en mis proyectos artísticos, para leerme tres libros, ver un par de series y películas y escuchar podcast que te suben el ánimo, que más adelante compartiré con vosotros. Mantenerse activo en este descanso, haciendo actividades que te hagan sentir bien es importante.
  • Por último, como ya te he ido comentando, en mi opinión es importante mantener los horarios a los que nos vamos a dormir y nos levantamos. Tomarte una tisana relajante antes de dormir puede ayudarte a conciliar el sueño más fácilmente. Mantener el orden en tus rutinas, ser consciente, practicar el autocuidado activamente.

Cuando te cueste relajarte también puedes practicar la respiración consciente o el mindfullness. Hay miles de libros, podcast o documentales que pueden guiarte sobre cómo hacerlo.

  • Si te aburres puedes aprovechar para limpiar y ordenar, esta actividad puede ayudarte a relajar la mente y a potenciar tu creatividad además de mantenerte activo.

O sino, es una buena opción escribir postales a tus personas, reconectar con las personas que son importantes para ti, apoyarte en ellas, mantener el contacto con ellas.

Espero que puedas disfruta de esta pausa, de estos días para ti. Permítete descansar, permítete sentir toda la gama de emociones, desde la tristeza, frustración y malestar hasta la alegría. Es algo natural. Y recuerda que mañana será otro día y el amanecer traerá un nuevo día lleno de oportunidades.

 

Becca Lago


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