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Un domingo en Nueva York: planes y lugares con encanto

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Sunday morning en Astoria, Queens

 

Vivir en un barrio de las afueras de Manhattan te da la posibilidad de disfrutar de mañanas de domingo en los vivos y vibrantes cafés del barrio.

Recorro sus calles, pasando por las pequeñas casas con escaleras de incendios que decoran las fachadas y escaleras que adornan las acercas hasta la desembocadura del río. Paseando por la calle principal me paro en NYCB & CH: New York city bagel and coffee house una de las cafeterías más famosas del lugar. Un café americano al olor de los bagels, mientras disfruto de los primeros rayos del sol es mi forma de empezar este domingo de finales de septiembre.

Hago la compra para el resto de la semana y antes de volver a casa, una cafetería llama mi atención: Omonia café, junto al restaurante griego en la esquina de la 33.

Es una bonita cafetería griega llena de mesas adornadas por el sol matutino. De fondo, la música de un piano, un músico que toca en vivo disfrutando de la felicidad de un domingo por la mañana. Dos hombres conversan animadamente en griego, uno sentado en una de las mesas y el otro en la barra, supongo que uno de los dos debe de ser el dueño. Y una simpática camarera me sirve un café mientras escribo.

- Más café?- me pregunta varias veces acercándose hacia mí con el termo en la mano.

Y durante el tiempo que paso allí me siento formar parte de una película.

Una de esas películas rodadas en Brooklyn, o en Little Italy, en los años 70-80, llena de italoamericanos, vestidos con sus camisas de tirantes y sus pantalones de lino acabados en unos mocasines de charol, con puros en las manos mientras sus mujeres cocinan en casa, adornadas con delantales, al estilo de Los Soprano.

Disfruto de la mañana del domingo en mi barrio.

Vuelvo a casa para desayunar con Los Simpson y los rascacielos de fondo.

Mi siguiente parada es Lexington Avenue, al otro lado del río. Decido empezar a recorrer Manhattan desde el tramo final de Central Park: Madison Avenue, Apple, la Trup Tower y la Sinagoga adornan las calles de mi paseo. Recorro en zigzag las grandes avenidas: Madison Avenue, la Quinta, la Cuarta, la Tercera, la Segunda y la Primera, hasta Murray Hills, donde paro en el puerto a observar los ferris ir y venir.

De vuelta hacia el Empire State, dejo que la ciudad me guíe y me topo con el desfile de conmemoración de la independencia de Mexico, que recorre la Cuarta Avenida. Bailes, carrozas y cantos adornan la gran avenida entre banderas y policías que custodian la seguridad del evento.

 

Un café americano con un poco de leche para llevar en el Café 28 hasta Madison Square Garden. Me siento en una de las mesas mientras una abeja y un chico bastante peculiar deciden que es momento de cambiar de lugar. Antes de irme, disfruto de una velada de jazz improvisado en el parque un domingo de finales de septiembre. Momentos mágicos que te recuerdan que estás en NY: Jazz in the park.

Termino mi día cogiendo el Ferry a Astoria desde Murray Hills, pasando por Staten Island y Queensboro bridge, y admirando el atardecer desde Socrates Sculpture Park, al otro lado del río, desde donde el cielo rosado contrasta con los rascacielos de Manhattan.

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El final perfecto de un día perfecto.

Becca Lago


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